EL DEBUT

Tranquilo, sé tu mismo. Entra al campo y hazlo igual que con tu equipo juvenil. Sí hay más público, ya lo sé, pero te van a apoyar, al menos hoy los tendrás de tu parte...
No hagas nada fuera de lo habitual, no quieras cambiar, no pretendas ser otro. Si te convocaron con el primer equipo es porque les gustas así, tal cual eres y juegas.
¿Nervios? Tu ponte nervioso si te pregunto la raíz cuadrada de nueve o por los cuadros de Velásquez, pero esto es fútbol y tu eres futbolista. Al fin y al cabo era a lo que aspirabas ¿O no?
Mira, no serás ni el primero ni el último en debutar. Tendrás cistitis, diarreas, sudores, lo anormal es que no fuera así.
Los que están en el vestuario, a los que tu ves como gigantes, no hace mucho estaban tan tensos como tu, tenían los mismos temores que tienes tu. Ellos también te van a echar un cable, no lo dudes, te necesitan tanto como tu a ellos. Te recuerdo que formas parte de un todo y que tu siendo la onceava parte eres también importante.
Cuando salgas al campo estarás en la gloria, renacerán los nervios y los temores, pero con el pitido inicial te olvidarás de todo y pronto te darás cuenta que ser futbolista es la mejor profesión del mundo.

GOLPE A GOLPE


Los golpes que te da la vida, trasladados al binomio vida y muerte son irreparables.
Los golpes deportivos no.
Hay instantes, momentos en la vida del deportista que son jorobados y a todos en cualquier ámbito de la vida deportiva nos ha pasado factura.
En el fútbol concretamente, aparece un entrenador que no cuenta contigo, cuando la temporada pasada resulta que eras el buque insignia del equipo. Para otros este nuevo míster trae renovadas ilusiones ya que el año anterior tuviste un año sabático.
Para el entrenador, un tanto de lo mismo. Tu equipo domina, el balón que se niega a entrar en la meta adversaria y en una contra se te va el partido y tres puntos de la mano.
¿Qué ocurre entonces? Que tu termómetro desciende hasta límites insospechados. Estás mal y te dan ganas de mandar todo a freír churros.
Pero si hay consuelo para todos, lo hay también para los que nos dedicamos al mundo del fútbol. En definitiva estamos hablando de un juego donde la paridad entre equipos es cada vez mayor y la competitividad en las plantillas también lo es.
Ocurre que algunos se empiezan a presionar por que no entienden cómo puede pasarle precisamente a él todos esos problemas. Convengamos que en la oficina, en el hospital, en los hogares, en la verdulería, en el colegio y en los clubes hay presiones, todas son presiones, aunque de diferentes intensidades para el que mira desde fuera pero intensas para los protagonistas. En el fútbol existen.  Asumirlas es la obligación del entrenador y de los futbolistas, si no, haberse dedicado a otra cosa.
Nadie te miente cuando te metes en este juego.
A todos nos encantaría ganar todos los partidos, pero hay que estar preparado para la derrota, para saber que en un vestuario van a existir conflictos. El que no esté preparado va a sufrir; el que logre salir airoso de estas situaciones sobrevivirá a la lucha por vencer a la tristeza, porque como dijera el poeta: “Quien no sabe sobre la tristeza deportiva, no sabe nada sobre la tristeza”.

RECETA PARA GANAR


Existe. La tienen los de la grada, esos que vociferan pidiendo testosterona y masculinidad.
Existe. La tienen los de tribuna que se la pasan refunfuneando por el escaso bagaje técnico-táctico de los once de turno.
Existe. La tienen los que aciertan-critican los cambios realizados, los que no comprenden cómo ese jugador es titular y el bueno está en el banquillo, los que saben todo sobre el equipo, sistemas de juego, tácticas, estrategias.
El entrenador no sabe nada, come vidrio, le encanta sufrir, es por eso que pone a los malos y deja sentados a los buenos.
Me río de los sabiondos, de los filibusteros, de los que hablan y hablan pero jamás pisaron un vestuario. ¿Qué carajo saben? Zapatero a tus zapatos.
No existe amigo la receta para ganar. Lo que si hay  es un proceso de trabajo por llegar a la victoria, que nos lleva del rendimiento al resultado.
Los entrenadores tenemos miles de defectos pero dos virtudes: sabemos con los bueyes que aramos pues compartimos más tiempo con nuestros futbolistas que con nuestros propios hijos y a todos nos encanta ganar.
Ganar, palabra dulce que produce en el organismo sensaciones espectaculares, que nubla un poco si no se es maduro, pero que produce placer, bienestar y entre nosotros, nos permite continuar en el cargo una semana más...
Que no mi amigo, que estamos equivocados. Si ya de por si competir es complicado, ganar...es una empresa archidifícil. Ahora si resulta que alguno de los lectores de estas líneas me asegura que con su receta no se pierde nunca, le pido por favor que se ponga en contacto conmigo. Porfa!!

CONCENTRACIÓN

Si dices ¡Concéntrate!, se me hace la idea de cerrar los ojos e intentar recordar/ mirar para adentro. Y, en realidad, lo que se requiere es centrar la atención en algo/ prestar atención a algo. Al futbolista le cuesta mucho concentrarse. Es proclive a descentrarse, a distraerse. Los equipos que alcanzan cotas altas a nivel atencional, suelen conseguir mayores logros.  Lo que ocurre es que es muy amplio, muy abstracto, muy subjetivo el trabajo de la concentración de un futbolista. Estar durante noventa minutos mentalmente “despierto”es una tarea ardua para trabajar. Por eso la idea que propongo es “vivir instantes”, esto es: los tres segundos de un córner, los dos segundos de una falta, el segundo de un saque de banda, la centésima de segundo de un rechace... Ningún jugador se puede “ir”, “distraer”. Es clave y fundamental la concentración mental. Para muestra basta un botón...
Quizá valga una anécdota que le escuché a Roberto Perfumo, internacional por Argentina y excelente defensa central allá por los setenta. Jugaban River y Racing. En eso se produce un córner a favor de los visitantes, en el mismo instante que se armaba una trifulca en la tribuna entre las dos aficiones. El árbitro sin reparar en el incidente, mandó a sacar el córner justo cuando un barra brava colgaba desde el anfiteatro a punto de caer. En esos momentos, otro defensa, Rulli, le grita a Perfumo: Mirá, ¡están tirando a un hincha desde la tribuna! Con lo que Perfumo le respondió: ¡A mí qué carajo me importa!¡Marcá al nueve que está sólo, despistado hijo de puta!

PRESENTACIÓN


Pido permiso, hoy nace el blog El Reloj. Un espacio para el fútbol atemporal. Para el presente o el recuerdo. Pero siempre siguiendo el tic-tac del segundero, la pared perfecta, la plasticidad de una volea, el sudor, el disfrute, la tristeza o la alegría que hacen del balompié, el más bonito de los juegos.
El fútbol, deporte de situación, que se desarrolla en un espacio (sietemil metros cuadrados), en un tiempo (ficticios noventa minutos), con unos compañeros, unos adversarios y un balón que causa incertidumbre, no sólo responde a componentes técnicos, tácticos, estratégicos y físicos. La mente y el corazón cobran vital relevancia en la consecución de metas altas.
El fútbol, fenómeno social de masas, es el deporte más practicado, visto y seguido del mundo. Es arte, es negocio, es espectáculo. No entiende de razas, ni de sexos, de edades, de pesos o de alturas. Ni de ricos ni de pobres. Valientes y cobardes. Todos tienen lugar en El Reloj del Fútbol. Un tic tac inteligente, una tac tic @ colosal, un sonido onomatopéyico cíclico, opuesto a un deporte donde continuamente se suceden situaciones fluctuantes.
El fútbol es pasional. Es cinco sentidos.
Vive del hincha y el amor a unos colores, del olor al césped recién regado, del aroma del humo a bocata  de panceta que me meteré en el descanso, del grito de dolor de una entrada virulenta y del éxtasis de una carrera interminable, con los ojos desorbitados, los brazos al cielo, en la celebración de un gol, para unirme con todos en un abrazo orgásmico. gol, Gol, GOL!¡GOOOL!!!
El fútbol  resumido en sólo tres letras: G, O, L.
Generosidad en el esfuerzo; Orgullo de vestir/sentir una chamarra; Lucha incesante por ganar  (o al menos por dejar todo en el intento).